“La zona de interés”, en plano general

Fuente foto: Esquire

Qué manera tan sutil de apuntar a todos que tiene la película “La zona de interés”, Óscar a la mejor película internacional 2024.

Me ha gustado mucho la utilización de dos recursos, uno más habitual y otro menos.

El primero es el contraste.

La contraposición continua de sensaciones fortísimas, que producen un efecto de incredulidad, incluso de alucinación en el espectador.

Pero no como nos enseñó Roberto Benigni, que lo hizo desde la comedia, sino que Jonathan Glazer lo hace desde la más contundente y fría naturalidad.

Un hogar cálido e idílico frente a las chimeneas del campo.

Pedir silencio para afinar el oído cuando suenan los disparos de fondo, y concluir: es una garza.

O resistirse a abandonar la vivienda junto al campo de concentración, por considerarla un paraíso.

Son muchos los contrastes brutales, todos brillantemente contruidos.

Y lo segundo es la ausencia de primeros planos.

Sin ser una película coral, no fija el peso visual de la historia en el personaje principal. No lo hace en ninguno, es decir, lo hace en todos.

En los que asistieron al horror en plano medio, como meros espectadores y a los que asistimos a injusticias hoy en día, en plano general, desde nuestra butaca.